En 2017 conmemoraremos el 500 aniversario del nacimiento de la Reforma Protestante. Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero el espíritu de renovación con el que nació sigue vigente.
Una Iglesia Reformada Reformándose continua en su caminar hacia Dios y en su servicio a esta sociedad. Este fué uno de los hechos históricos más importantes después del nacimiento de Cristo. Luego de una época llena de oscuridad religiosa, llegó la luz de la reforma: «Post tenebras Lux». Una luz que alumbró todo el mundo por el poder de la Palabra de Dios.
¿QUÉ ES LA REFORMA?
En la Escritura podemos encontrar dos eventos de reforma: una bajo el reinado de Ezequías (2 R. 18:1–8) y otra bajo el reinado de Josías (2 R. 23:4–20). Una reforma indica la remoción de los abusos y la reordenación de los asuntos en la Iglesia, en conformidad con la Palabra de Dios.
El historiador Philip Schaff describe la Reforma como el «acontecimiento más grande de la historia después de la introducción del cristianismo. Marca el fin de la Edad Media y el comienzo de los tiempos modernos. Partiendo desde la religión, dio—directa o indirectamente—un poderoso impulso a todo movimiento que significó progreso, y convirtió al protestantismo en la principal fuerza impulsora en la historia de la civilización moderna»
La Reforma se llevó a cabo en el siglo XVI y con «el impulso del Renacimiento para volver ad fontes (“a las fuentes”), tornó la iglesia de regreso a las Escrituras»3. Podemos dejar claro que La Reforma fue, en su corazón, una recuperación del verdadero evangelio de Jesucristo, y esta restauración ha tenido una influencia sin precedentes en las iglesias, las naciones, y el flujo de la civilización occidental.
¿QUÉ FACTORES LLEVARON A LA REFORMA PROTESTANTE?
En aquella época, la Iglesia ya se encontraba en oscuridad. Antes del siglo XVI existieron hombres como Juan Wyclif (1328-1384) y Juan Huss (1373-1415)5, quienes trabajaron arduamente por una reforma. Wyclif, un erudito inglés que declaraba que no hay otro señorío que el de Dios, dijo que el papa se contaba entre los réprobos, y llegó a llamarle anticristo6. Huss, por su parte, también se opuso a los males de la iglesia católica romana, pero tuvo un fin trágico. Su historia es conocida: murió como mártir al no negar su fe ante quienes lo acusaban de hereje.
¿DÓNDE NACIÓ LA REFORMA?
La reforma nació en el corazón de Cristo, él fue un reformador por excelencia y prometió que estaría con nosotros hasta el fin (Mateo 28:20). Dios siempre mantuvo heraldos que dieron su vida por el Evangelio y la Iglesia. En las épocas que había menos luz, Dios levantaba un hombre como antorcha encendida para iluminar la Iglesia de Cristo.
Dios preparó todo para que La Reforma diera su golpe letal luego de fallidos intentos. Lutero clavó las noventa y cinco tesis en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517, Alemania, enumerando sus quejas hacia la venta de indulgencias por la iglesia católica y la oscuridad religiosa que existía.
¿CÓMO SE PROPAGÓ LA REFORMA?
El tratado que Lutero clavó y sus libros no hubieran tenido propagación por toda Europa sin la ayuda de la imprenta, el medio de comunicación que hizo que las masas pudieran enterarse de lo que el joven Lutero hizo. Hombres desconocidos para nosotros utilizaron ese medio de comunicación para expandir La Reforma.
NECESIDAD DE UNA NUEVA REFORMA
Aunque muchos han olvidado el significado de La Reforma y sus implicaciones, deseamos que usted pueda conocer y compartir cuáles fueron las verdades bíblicas que se desataron en el mundo en La Reforma. En el tiempo de Lutero se vendían indulgencias, hoy se venden dones y milagros por las televisoras “cristianas” por un par de pesos. Hoy necesitamos más que nunca volver a la
fuente, a La Escritura. Que nuestra oración sea: “Oh, Dios, levanta pastores que amen tu rebaño y que nos guíen lejos de los mercaderes que se lo quieren comer a pedazos”.
Quiero concluir con unas palabras de Steve Lawson que me impresionaron: “Si un despertar espiritual está por venir, tiene que haber una nueva generación de heraldos, hombres como Martín Lutero, que son audaces y bíblicos en su proclamación desde el púlpito. Deben tener un alto concepto de la Escritura, un alto concepto de Dios, y un alto concepto del púlpito. Cada uno de estos compromisos fundamentales es indispensable”
En cada generación tiene que haber hombres que dan un paso al frente y defiendan la causa de la Palabra de Dios en una sociedad decadente. La historia siempre ha dependido de los pocos que de nuevo se le pidió que se retractara, y una vez más se negó firmemente. Por fin oró diciendo: “Señor Jesús, por ti sufro con paciencia esta muerte cruel. Te ruego que tengas misericordia de mis enemigos”.